por Ricardo Aronskind
Vale la pena aclarar algunas cosas en relación a las estupideces y falsedades que se difunden desde el gobierno y el aparato mediático neoliberal. Se trata de una pedagogía que no es sólo local, gubernamental y oligárquica, sino parte de una operación más vasta, de proyección global, componente de lo que ahora suele llamarse guerra híbrida, y que busca modelar la conducta social para asegurar la hegemonía del capitalismo internacional. Es necesario, entonces, aclarar y repetir las aclaraciones con tanta tenacidad como la que se despliega en nuestra contra.
1) el desarrollo no es mero crecimiento económico. El desarrollo es un proceso social y político complejo, donde se despliega el potencial productivo de un país, movilizando sus capacidades humanas, lo que involucra un salto cualitativo en cómo y qué produce, y de qué forma se inserta en el mercado mundial.
2) exportar más productos primarios, hidrocarburos y minerales sin elaboración alguna, sin valor agregado local, no es desarrollo, ni implica ningún cambio social positivo per se.
3) el desarrollo se logró siempre por fuertes esfuerzos de acumulación internos, no aconteció por préstamos financieros dedicados a pagar deudas externas o financiar la fuga de capitales. Tampoco ocurrió jamás producto de aperturas importadoras.
4) el desarrollo es industrial y tecnológico, o no es. No hay potencias agrícolas, ni potencias mineras. Una sociedad desarrollada no es archipiélago de enclaves productivos exportadores, sino un amplio entramado integrado de producción y difusión del conocimiento a todas las áreas de la sociedad.
5) en todas las experiencias recientes exitosas de desarrollo (desde Sur Corea hasta China), se trató de un esfuerzo organizado, planificado, que debió ser sostenido durante décadas para que fructificara. Eso implica políticas económicas consistentes y estables.
6) el desarrollo requirió siempre de una elite local decidida a construir el desarrollo. Puede ser una burguesía intrépida (Estados Unidos, Alemania) una elite política (Japón), una elite militar (Corea del Sur), un partido comunista o nacionalista (URSS, China, Taiwan). No hay desarrollo sin un poderoso grupo interno que conduzca y organice el esfuerzo colectivo de acumulación.
7) el desarrollo fue posible en determinados momentos de la expansión del capitalismo mundial. Y fue aceptado por Estados Unidos especialmente en las “zonas de frontera” con el comunismo. Alemania Federal frente al bloque soviético, Japón frente a China comunista, Corea del Sur frente a Corea del Norte. En cambio, todos los intentos de desarrollo endógeno en América Latina han sufrido el boicot norteamericano.
8) en el caso de la República Popular China, donde se verifica un espectacular proceso de desarrollo económico, el capital extranjero, occidental, fue utilizado para apalancar el despegue de la producción china, a partir de una estrategia nacional planificada. Estados Unidos no impidió la migración de sus corporaciones a China para hacer excelentes negocios, por su expectativa en la restauración del capitalismo en ese país. EEUU menosprecio la capacidad china.
9) el desarrollo no está contemplado por parte de las potencias industrializadas en relación a América Latina, en la medida que se ve a la región en grandes trazos como proveedora de bienes primarios, consumidora de manufacturas importadas, y subordinada al orden global del cual depende.
10) el desarrollo requiere, en el siglo XXI, del protagonismo fundamental del Estado, sin el cual los diversos actores privados carecen de una estrategia colectiva, no generan sinergias con efectos de progreso social, y no cuentan con una herramienta que los ampare en el competitivo escenario global.
11) por la magnitud de las fuerzas presentes en la globalización, el desarrollo requiere, en el caso latinoamericano, de una muy estrecha y organizada colaboración entre los países de la región, para consolidar su presencia en el escenario global. Eso hoy no sólo no está presente, sino que Estados Unidos favorece la disolución de todos los espacios de integración regional.
12) un proceso de desarrollo requiere, para que se despliegue, un conjunto de políticas públicas imprescindibles: buena educación pública, construcción de infraestructura adecuada, población en buenas condiciones alimentarias y de salud, capacidades tecnológicas sistemáticamente expandidas, promoción pública de las actividades económicas estratégicas, estudio y comprensión en los niveles dirigenciales de las tendencias imperantes en el mundo.
En el caso argentino, Milei representa exactamente el anverso de todas y cada una de las políticas necesarias para el desarrollo. El acuerdo con EEUU es todo lo contrario de una estrategia nacional. Las elites locales que lo apoyan, que deberían ser las que encabecen el esfuerzo del desarrollo en un contexto capitalista, sólo piensan en negocios individuales o sectoriales de cortísimo plazo, sin visión estratégica alguna.
Puede ser triste entender que hay que aclarar lo obvio, pero es absolutamente necesario. Y tanto o más necesario resulta lograr que esas aclaraciones las sostenga y las lleve adelante la organización popular que nos viene faltando.















