Un “sapukai” en los oídos de la traición
Pibes que tenían mi edad en ese momento. Sueños acribillados con fuego cruzado: de un lado los británicos con su cobertura otantista. Del otro lado, ciertos oficiales argentinos –entrenados en el arte de la tortura sobre cuerpos de mis hermanos desaparecidos– estaqueando colimbas.
Y a pesar de tanta muerte manchando la nieve de nuestras Islas Malvinas, suenan los gritos de esa tierra irredenta, en la que suena desde lejos “La hermanita perdida” de Don Ata.
Muchas veces perdemos noción de la profundidad de un grito lanzado en la inmensidad de la nada. El General Martín Balza, uno de esos oficiales que honraron el uniforme de mi Patria, lo hace presente en el alarido visceral de quienes entregaron su vida por la tierra usurpada.
Cuando el silencio aturda, y la justicia apunte sus dedos índices contra quienes hoy desprecian las vidas de los caídos y se entregan mansos a la voluntad de los británicos, volvamos a recordar ese “Sapucai” desgarrador que rememoró, emocionado, el militar argentino.