Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
La aparición de nuevas representatividades ante el descontento con LA POLÍTICA.
El pasado miércoles 12 la Plaza de los Congresos fue copada masivamente en defensa de los/as jubilados/as. Miles de hinchas se convocaron para defenderlos, tras meses de violencia contra ellos/as por parte de la policía y gendarmería. No hubo excepción, otra vez la represión se hizo presente. Esta vez contra los y las hinchas que decidieron defender a sus abuelos. Vilipendiados desde sus inicios, por el gobierno libertario.
Pero lo importante de ello, es que quienes convocaron a esta gran manifestación fueron los más viejos. Con una constancia inclaudicable. Desde hace más de un año y medio. Los adultos mayores se movilizan los miércoles al Parlamento, en reclamo de sus derechos vulnerados. El sostenimiento de su lucha y la resistencia a las repetidas represiones, ordenadas por la ministra Bullrich, generaron la necesidad social de defenderlos.
Sin embargo, no fueron los partidos políticos, ni las organizaciones sociales quienes fueron al rescate. Fueron los y las hinchas de los clubes, asociaciones y agrupaciones dispares. Ello significa la aparición de una nueva búsqueda de representatividad por parte de la ciudadanía. Ante la apatía cuasi cómplice de instituciones como la CGT o los partidos políticos. El pueblo decidió la autodefensa.
Por lo tanto, la búsqueda de una nueva representatividad encontró una salida. Los clubes y agrupaciones civiles. Por fuera del aparato político, presentan una cercanía más empática con sus asociados y ello se traduce en legitimidad. De la que carece LA POLÍTICA.
El club es un sentimiento de comunidad y pertencia. La comunidad se ampara en sus actividades y le otorga a sus simpatizantes la idea de defensa común. Inicialmente esto se reducía al ámbito deportivo y social. Hoy, luego de lo del miércoles, esa barrera se cruzó. Lo político a encontrado un lugar. La autogestión de los mismos, y la proximidad con los intereses, a generado una sensación de identificación diaria con la ciudadanía, que LA POLÍTICA a perdido.
Incluso en la inundación de Bahía Blanca muchos clubes y asociaciones han donado mucho más que los partidos políticos. Quizás porque se tiene más confianza en un club o asociación, que en un armado político.
La dinámica histórica demuestra que la ciudadanía intentara mecanismos de autodefensa ante ataques reiterados. Si las instituciones que deben hacerlo no están a la altura, buscara reemplazarlas. Ello se evidencia en la aparición de los clubes y asociaciones como nuevos actores políticos y representantes sociales.
Ante la falta de respuesta de grandes armados políticos guiados por salvadores mesiánicos. Los clubes se muestran como la autogestión y la posibilidad de participación directa. Lo que LA POLÍTICA no otorga en estos tiempos. Lo masivo se achico, se organizó y se hizo grande. Esta vez para defender a los vulnerables, nuestros jubilados y jubiladas.
Ante tantas internas y fraccionamientos en la política. El eje representativo quizá haya comenzado a cambiar. La espera traducida en hartazgo a empezado un proceso que el tiempo dará su desenlace.