Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
Las personas jubiladas son unos de los sectores más castigados en nuestro
país por el ajuste libertario.
Los jubilados son los principales perjudicados en todos los ajustes del estado. El sector que
representa a más de 8.000.000 millones de argentinos y argentinas viene siendo golpeado
sistemáticamente hace décadas con cada gobierno antipopular.
En los 90´ la aparición de las AFJP (sistema de jubilaciones privadas), significó un retroceso en
cuanto a los aportes para los adultos mayores. El presidente Carlos Menem junto a su ministro de
Economía Domingo Felipe Cavallo redujeron en ese entonces el aporte patronal del 33 % al 16%.
En esa época surgieron referentes de adultos mayores como Norma Plá y Carlos Imizcoz. Norma
realizó cortes todos los miércoles en Av. Rivadavia frente al Congreso y acampó durante más de
100 días en la plaza. Se convirtió así en una líder histórica de la reivindicación de nuestros abuelos
por la lucha de sus derechos.
Con la llegada del siglo XXI, el gobierno de Fernando de la Rua realizó un recorte del 13% a los
haberes jubilatorios. Reforma previsional que era condición necesaria para el otorgamiento de un
nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Negociación llevada adelante por el
ministro de Economía Domingo Cavallo, viejo conocido de nuestros abuelos y la entonces ministra
de Trabajo Patricia Bullrich.
Con el advenimiento del gobierno de Mauricio Macri en 2017, se intentó realizar una reforma
previsional que llevase la edad jubilatoria de 65 a 67 años para los hombres. Lo que desembocó en
movilizaciones masivas y en una violenta represión policial de la entonces ministra de Seguridad
Patricia Bullrich, otra conocida de los abuelos.
En la actualidad se consumó un tremendo reajuste de las tarifas y una descomunal caída del
poder adquisitivo de los abuelos. Para establecer su impacto en nuestros adultos mayores, la
consultora HelpAge Internacional realizó un relevamiento que determino que el 73 % de los
jubilados en Argentina son pobres. Si tomamos en cuenta que, según el Instituto de Estadísticas y
Censos de la Ciudad de Buenos Aires en julio de 2024, la canasta básica para cada familia debió ser
929.845 $ para no ser pobre, podemos afirmar que los 5,2 millones de jubilados que cobran
menos de 340.000 $ mensuales de haberes son más que pobres. Además, según el Instituto
Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) la baja de los haberes de las jubilaciones representó el 43 % del
ahorro del gasto público en lo que va del 2024.
Hoy con un gobierno libertario que veta un aumento de 13.000 $ mensual y un parlamento que
aprobó en primera instancia la ley de aumento de las jubilaciones, pero luego aceptó el veto de su
propia aprobación. Los adultos mayores de nuestro país se encuentran en un proceso de
desamparo creciente. Si le sumamos la quita de la gratuidad de sus remedios en más de 40 de
estos, la situación es por lo menos trágica. Una vez más en la historia reciente se ven obligados a
salir a protestar por sus derechos avasallados. Desde “Las Fuerzas del cielo” solo le dan palos y
gases en la cara. Los tiempos de Norma Plá y sus reclamos vuelven a retomar vigencia en la
actualidad. Los defensores de la libertad se han olvidado de sus abuelos.