Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
La nueva etapa que necesita el peronismo para volver a la legitimidad popular.
El peronismo es un movimiento, el justicialismo el partido. Primero tenemos que establecer que el movimiento tuvo varias etapas, y que como tal su desarrollo y evolución a lo largo de la historia reciente de nuestro país, es dinámica y adaptativa.
La primera etapa es la del “Peronismo de Juan Domingo Perón ´´, que comienza con el 17 de octubre de 1945. En esta etapa el pueblo argentino trabajador logró identificarse como tal y obtener conquistas inéditas. Por primera vez los y las trabajadores/as formaron parte. La segunda etapa tiene su comienzo con el golpe del 55′. La oligarquía no soportó tanta justicia social e intervino. Sus aliados armados le hicieron el favor. Surgió el “Peronismo de la Resistencia´´. En este período, fue clandestino y trato de sobrevivir en la conciencia popular. Perseguido, secuestrado y torturado. La vuelta del general fue un momento breve de melancolía que no próspero. La tercera etapa es la de la “Renovación Peronista´´. Se inició con la vuelta de la democracia. Los más importantes cuadros políticos ya no estaban en su mayoría en este mundo. Víctimas del genocidio y la masacre de los 70′. Los que quedaron intentaron reorganizarse, pero las ideas también se habían ido con los que ya no estaban. Nada tenían que ver con el origen y sólo con el escudo reclamaron las banderas. Nunca las levantaron. La crisis del 2001 marcó el fin y una nueva forma surgió. La cuarta etapa se inició el 25 de mayo del 2003, con el nuevo siglo nació el “Peronismo del siglo XXI´´. Néstor Kirchner asumió la presidencia en medio del desconcierto y la incertidumbre. Tomó riesgos y recuperó la identidad de los trabajadores. Como había hecho el general. Las conquistas sociales se palparon en los barrios más humildes. Cristina engrandeció el momento. Pero el desgaste llegó y el final también. La locura se apoderó del país en 2023.
La quinta etapa es la que debemos construir hoy. Por ello deberá ser un “Peronismo para la Reconstrucción´´. No solo del tejido social de nuestro pueblo, avasallado como pocas veces en nuestra historia. Sino también del propio movimiento. Los nuevos reconstructores deberán recuperar la mística de la representatividad de los trabajadores. Así como también la legitimidad popular. En está difícil tarea, los cargos poco importarán en la lucha por la patria, hoy diezmada.
El “Peronismo para la Reconstrucción´´ tendrá que volver a “casarse con el pueblo”. Y como tal evento tendrá que tener “algo nuevo”; la dinámica de la comunicación en la era de las redes sociales, determinante en la opinión popular. “Algo viejo”, los principios de justicia social primaria que otorgó dignidad y orgullo a nuestro pueblo trabajador. Y en cuanto al “Algo prestado”, se deberá tomar de los libertarios la capacidad de construcción y orientación de legitimidad en la juventud, a través de la creación de fenómenos virtuales. Sin el cara a cara, el fascismo vernáculo captó a los jóvenes menores de 30 años a través del bombardeo intencional de datos en las redes. La recuperación de la juventud es fundamental.
Por último, falta “algo azul”. Y ese será el overol del trabajador y la trabajadora. Ya que esta etapa necesitara de mucho trabajo.