Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
La información como arma de dominación masiva en nuestros tiempos.
Desde hace aproximadamente diez años nuestra vida cotidiana se encuentra modificada por la existencia de las redes sociales y la aparición de un flujo de datos descomunal al alcance de cualquiera.
En un fenómeno mundial sin precedentes y donde la información se vuelve un valor determinante para la democracia. La importancia de la alfabetización digital, hoy es fundamental.
Según la consultora Cumulus Media, en un minuto de internet en el mundo 900.000 personas entran a Facebook, 3.500.000 realizan búsquedas en Google, se producen 452.000 tuits, se ven 4.100.000 millones de videos de youtube, y se suben 46.200 fotos a Instagram.
Ante esta intensidad de datos, es fácil para los grandes manipuladores de la comunicación direccionar e influir en la mentalidad de las personas.
En los inicios de la década de los 70′ dos israeilíes Kahneman y Tversky, descubrieron que las personas realizan operaciones mentales no conscientes que intervienen en su interpretación del mundo y en la toma de decisiones. Lo que se ve determinado por la cultura y la sociedad. A este concepto lo denominaron Sesgo Congnitivo.
Para completar esta conceptualización se crearon una serie de sesgos cognitivos que influyen en las personas al momento del procesamiento de la información y de los cuales mencionaremos los más destacados; De Autoridad, es la inclinación a seguir las instrucciones de una figura de autoridad, sin cuestionar sus objetivos. De Heurística de disponibilidad; es cuando nos basamos en ejemplos inmediatos que nos vienen a la mente al hacer juicios. De Anclaje; tendencia a ceñirse a una información inicial para emitir juicios posteriores. De Efecto de Arrastre; Es cuando se da la tendencia de adoptar la opinión o comportamiento de otros. De influencia continúa; tendencia a creer una información errónea previamente aprendida, incluso después de haberla corregido. Y el de Verdad ilusoria; cuando una persona cree que su percepción de la realidad es objetiva y verdadera, aunque en realidad este sesgada.
Ante este escenario se puede percibir que con este bagaje conceptual y con la cantidad de datos desordenados que reciben las personas. Es fácil para los manipuladores de la información crear escenarios que favorezcan sus intereses negativos.
El atentado a Cristina es un ejemplo concreto de un proceso de manipulación mediática que preparó en la opinión popular el desenlace de ” La banda de los copitos”. Los verdaderos armadores e ideólogos no están en el banquillo de los acusados. Todavia se encuentran en las sombras tramando nuevas operaciones.
La principal batalla del campo popular es hoy desmantelar este aparato siniestro y oscuro. Solo con esta confrontación realizada de forma directa, será posible una efectiva revalorización democrática en nuestro país. La batalla ya esta iniciada.