Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
El conflicto que afecta al pueblo venezolano y golpea la democracia en la región. Con protagonistas polémicos de ambos lados de la contienda.
Las elecciones en Venezuela se han dado hace una semana y el conflicto no se detiene. La región se encuentra atenta a lo que ocurre en el país caribeño. El presidente Nicolás Maduro, anunció su victoria electoral con poco más del 51 %. La oposición con la candidatura de Edmundo González Urrutia en tanto habría obtenido aproximadamente el 43 %. Maduró se proclamó presidente por tercer mandato consecutivo y la oposición gritó fraude.

Resulta que el Consejo Nacional Electoral venezolano no presentó las actas de escrutinio reclamada por la oposición. Estos últimos son liderados por María Corina Machado, una militante de derecha que dice defender los intereses del pueblo venezolano, pero que antes de la elección y ante una posible derrota, solicitó que se conforme una alianza militar en la región que invada su propio país para derrocar a Maduro. Además, Machado cooperó en 2015 con el personaje de Juan Guaidó, aquel presidente encargado´´ financiado por Estados Unidos, para que se bloquearán fondos económico internacionales para el estado venezolano destinados al sector de la salud ante la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo controlado por Estados Unidos. Por ello el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela le prohibió presentarse a elecciones. En estas últimas elecciones apoya abiertamente al candidato González Urrutia. Pero la cosa no termina ahí. Machado es hija de un empresario metalúrgico y se destaca por su ideología conservadora que se caracteriza por tener fuertes vínculos con los Estados Unidos. En el 2002 estuvo presente en el palacio de Miraflores (sede del gobierno venezolano) apoyando al golpista Pedro Carmona, cuando se dio el derrocamiento y secuestro del entonces presidente Hugo Chávez. W. También se fotografió en 2005 en la Casa Blanca en Washington junto al presidente norteamericano George Bush. En tanto, Edmundo González Urrutia es un diplomático de carrera que estudió su magíster en relaciones internacionales en la American University de Washington y que desde los años 70 se desempeña como diplomático. Durante el periodo de 1998 al 2002 fue embajador venezolano en Argentina. En los inicios del gobierno de Hugo Chávez continuó en su cargo. Luego de abandonar su carrera diplomática se dedicó a realizar campañas contra los proyectos de integración regional como el Mercosur y la Unasur. Indicado por muchos como oficial diplomático de la central de inteligencia norteamericana, CIA. Se presenta como un candidato sin muchas luces y sometido al interés transnacional. Por otra parte, el gobierno de Nicolás Maduro cada día se aleja del ideario Chavista de defensa del pueblo. Las graves acusaciones por violaciones a los derechos humanos aumentan cada día. Sólo el Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos (Provea), ha denunciado que desde que asumió Maduro en 2013 se han registrado 10.085 casos de venezolanos y venezolanas asesinados y asesinadas por la violencia de las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas en el país. Además, se registran 43.003 casos de violaciones a la integridad de las personas. Lo que incluye 1.652 casos de torturas y 7.309 casos de tratos crueles, inhumanos y degradantes. A ello se suma el oscuro accionar de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Organismo militar con prácticas siniestras de persecución y detención de opositores al gobierno de Maduro. Según el centro de estudios para Latinoamérica Casla, con sede en la ciudad de Praga en Chequia. El DGCIM solo en el 2022 secuestró a 54 personas a quienes les aplicó torturas como desprendimientos de uñas, extracción o rupturas con alicates de piezas dentales, cortaduras con navajas, descargas eléctricas o simulacros de ejecución. Este sistema represivo incluye también la
observación´´ de funcionarios del gobierno y del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, al cual pertenece el propio Nicolás Maduro.
En este contexto, y a más de una semana de finalizado los comicios. Sin actas que terminen con la violencia en las calles entre oficialistas y opositores. Venezuela ya tiene una veintena de fallecidos y decenas de manifestantes detenidos por protestas masivas. El futuro del hermano pueblo de Venezuela parece cada vez más incierto. Con una población con un 90 % de pobres, una pérdida de la economía desde que asumió Maduro de un 75 %, y una virtual dolarización´´ que agrava la situación, las esperanzas se ven cada vez más alejadas. Los venezolanos y venezolanas solo tienen la alternativa opositora de
relaciones carnales´´ con Estados Unidos y entrega de recursos naturales al “Tío Sam´´. Lo que sabemos por experiencia propia que no favorecerá a los pobres de nuestro continente.