Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
La necesidad de una nueva reinterpretación de la fuerza más popular de nuestro país.
En el inicio de un año electoral se torna imperante reinterpretar las formas del peronismo. Necesidad fundamental si se quiere volver a recuperar la legitimidad con el pueblo. En tiempos de retroceso, es una cuestión existencial.
El peronismo necesita establecer parámetros de coherencia. Si se presenta como la mayor fuerza popular, no puede tener diferentes vertientes enfrentadas entre si, ya que ingresa de esta forma en el laberinto sin fin en el que se encuentran atrapadas desde hace más de un siglo las fuerzas de izquierda de nuestro país. El peronismo por tanto, y al constituirse como un movimiento, representa a la fuerza popular que posee la característica multiclasista. No se puede permitir que el pueblo a representar lo perciba con un desorden interno en donde sus dirigentes se atacan públicamente, con el único fín de cubrir lugares en las listas. Los abuelos solían decir la frase: Los trapitos sucios se lavan en casa´´. Hay que retomarla. Para ello son los congresos partidarios y los plenarios políticos. No las redes sociales, ni los medios de comunicación. Al ser así solo suma desprolijidad y falta de seriedad. Sin embargo, las diferencias generacionales también juegan un papel importante en esta reinterpretación. Y ellas deben concluir en post de un objetivo más primordial. Recuperar los destinos de la patria. Si por ser más jóvenes se subestiman las capacidades y si por ser más viejos se cree que se está más atrasado. Nos encontramos en un problemas grave. La nueva síntesis peronista necesita de jóvenes y viejos. Las primeras formas deben actualizarse con las perspectivas del mundo actual. El proceso evolutivo de la política y el contexto internacional impone esta mancomunión. El peronismo aún es la fuerza popular más importante de nuestro país. El inconveniente se encuentra en la caída de la credibilidad de sus dirigentes por parte de la población. Recuperar ello es el objetivo. Y el camino más favorable es el de las ideas y no el de la
rosca´´. Esto incluye tanto a dirigentes de primer nivel del movimiento como a los territoriales. La imagen empática con el pueblo será los esencial. Quizá las formas de actos masivos y de grandes movidas´´, haya que dejarlas para más adelante. Antes hay que acompañar y contener. En un contexto de sufrimiento social, ello se vuelve fundamental. Por ello, el espacio político debe dejar de lado egos y protagonismos personales. La sintesís peronista requiere trabajo y grandes dosis de humildad. Aclarar el pensamiento y difundir un discurso claro con el argentino/a de a pie, es un camino en el cual hay que trabajar. Las palabras y los modos tienen que estar dirigidos a entender que el receptor del mensaje sienta un sentimiento de identificación, despertando en el o ella, la expresión empática de sumarse al movimiento. Por eso, y volviendo a un punto anterior, solo las ideas y convicciones recuperan estos espacios. La
roscas políticas´´ no le importan al compatriota que no llega a fin de mes.
Esperemos que la fuerza política con mayor presencia histórica y social de nuestro país pueda reivindicarse en estos tiempos. El pueblo argentino espera y necesita una nueva síntesis reinterpretativa del peronismo.