Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
El descontento social con el campo nacional y popular. Los nuevos desafíos de este 2025.
Una de las principales características del 2024 fue el consenso en la población de la falta de representatividad de sus dirigentes del campo popular, por supuesto que los sectores de derecha si se sienten representados con el gobierno neofascista de la Libertad Avanza. Era común escuchar las expresiones de abatimiento en las reuniones de simpatizantes del campo popular. Solo Cristina y Axel logran zafar´´, no sin tener cuestionamientos internos. Los jubilados pelean solos contra el terrible ajuste. Los miles de despedidos no encuentran respaldo de sus sindicalistas. El parlamento parece no poder frenar ni un poco el avance libertario. Todo este combo afecta al campo popular y a sus dirigentes. Mientras que el pueblo cree cada vez menos en una salida popular. Lo cierto es que la militancia no tuvo la culpa, sus esfuerzos en los barrios son hoy el sostén que contiene ante el desastre social libertario. Pero el reclamo es consensuado, hacen falta nuevos liderazgos que recuperen la mística y la euforia de la lucha por los ideales y la justicia social. Parece ser unánime la necesidad de candidatos transparentes que vuelvan a encantar a la población con que un país más justo y equitativo es posible. Ello requiere la construcción de nuevas representatividades que dejen de prestar tanta atención a lo que hacen los neofascistas-libertarios, y que se centren en construir un plan que salve al país del desastre actual. La posibilidad de que en las próximas elecciones gran cantidad de compatriotas se ausenten o voten en blanco es una realidad latente. El campo popular debe replantearse desde abajo y sin acuerdos de oficina. Una misión terapéutica y de acompañamiento de nuestro pueblo es fundamental para volver. Si solo importan los cargos y el
acomodo´´ en las listas, el horizonte puede llegar a ser nublado y revitalizar aún más al fascismo nacional gobernante. El “tiempo de época´´ que vivimos requiere de forma imperiosa una nueva forma de comunicar políticamente. Una que contenga, comprenda y sea cercana a las necesidades de su pueblo. El desafío de este año está planteado. Solo falta ver quien es capaz de recoger el guante.