Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
La unidad popular ante el avance libertario.
En tiempos en donde las políticas de ajuste y quita de derechos toman cada vez más relevancia, el campo popular no encuentra el rumbo. Diseminado en luchas individuales y resquemores internos, no ha recuperado la legitimidad de la lucha popular.
Cristina se entremezcla en el debate diario por las redes con Milei, quién logra llevarla al terreno que mejor maneja. Mientras el gobernador Axel Kicillof intenta tapar todos lo desastres que el ejecutivo nacional deja en su provincia, sufre embates internos y desgastantes. Por otro lado, un peronismo doctrinario, que por odio a las nuevas generaciones, decide coquetear con el ” sueño Villarruelista” para encontrar una alternativa que le de algo de protagonismo.
La realidad en la calle pasa por la preocupación del arribo de las fiestas y la posibilidad de que el Pan Dulce y el turrón brillen por su ausencia. Y ni hablar del regalito para los más pequeños. En esta argentina el 65 % de los chicos son pobres y más de la mitad de los y las compatriotas están debajo de la línea de la pobreza.
El tiempo de los supuestos acuerdos de superestructura ya no funcionan para volver. Los y las millones de militantes que día a día salen a caminar el barrio quieren una verdadera representatividad para sentirse contenidos en la batalla verdadera contra la injusticia diaria de este gobierno.
La ejemplo se empieza a dar desde abajo para arriba. Y la conducción del campo popular deberá reflejarlo. Si pretende tener un 2025 positivo. El momento de la rosca de oficina y de los acuerdos por arriba, que no se traducen al territorio, ya no tienen más lugar.
Con la inminencia de un nuevo año electoral, el ejemplo militante debe ser desde los y las que van de a pie y toman colectivo. Sin ellos y su convencimiento político, se darán grandes acuerdos que no se plasmaran en el territorio.
La famosa UNIDAD, deberá ser real y representativa de forma verdadera. De lo contrario se volverá a caer en un nuevo pantano de construcción electoral bianual que luego se disuelve y queda en la nebulosa, para cambiar de nombre dos años más tarde y repetir el ciclo que llevo a la derrota actual. La necesidad de un acuerdo unificador real, que se respete en el campo popular y que incluya a todos y todas es ya una cuestión vital y de emergencia.
Los y las militantes esperan con esperanza e incertidumbre que sus conducciones estén a la altura del momento que les toca. De no ser así, llegará el tiempo de comenzar a buscar otras.