Por Juan Carlos Lopaczuk
(Profesor de Historia y Periodista)
La militancia se adapta al siglo XXI y con ella la incorporación de nuevas formas se vuelve fundamental.
En los tiempos que se dan en nuestro país y sobretodo en las circunstancia en las que se encuentra el campo popular. Es necesario entender el cambio de época. Así como en tiempos anteriores la batalla se daba en la vía pública y era común escuchar la frase ” hay que ganar la calle” dentro del microcosmos militante, hoy la circunstancia se ha modificado. Si bien es fundamental el boca a boca y la participación en el cara a cara, como ámbito de construcción política. Donde es importante continuar la tarea. Con un trabajo que no sea solamente cuando se construye con la “orga´´, sino con una dedicación de 24 hs. En la verdulería, en el supernercado, en la parada de coelctivos o la estación de trenes. Sin enojarse y con empatía. Aunque tenemos que entender que en la actualidad eso solo no alcanza.
Teniendo en cuenta que somos, según los últimos datos de 2022, 46,22 millones de argentinos y argentinas. Y que existen 59 millones de telefonos móviles en nuestro país. Sumado a que la conectividad es de un 95 % de la población, la cual dispone de tecnología 4G en su red de internet. Y que existen unos 36 millones de compatriotas que tienen edad de votar. Llegamos a la presunción de que cada uno de ellos posee en promedio de casi 2 aparatos móviles con acceso a internet de alta calidad.
¿Que quiero decir con esto?. Que si antes la militancia era solamente de puerta a puerta. Hoy necesita complementarse con la militancia virtual. El acceso desordenado a la información de nuestra población permite la influencia sobre las opiniones de los votantes. Los libertarios orientaron su política comunicacional a las redes sociales y llegaron a tener fenómenos comunicacionales en donde varios videos de Milei gritando contra ” la casta” alcanzaron la suma desorbitante de entre 12 a 20 millones de visualizaciones.
Por lo tanto, la batalla virtual del campo popular es fundamental y necesaria. El combate comunicacional es hoy complementario del combate político en la calle. Ya que en este último ámbito se tiene ventajas. Si el espacio popular destiende esta cuestión, seguirá en graves problemas.
Muchas veces se escucha dentro del microcosmos de la política que la realidad se impone. Hoy esto es cuestionable. Durante el 2023, se indujo a la población a través del bombardeo de datos y la intencionalidad maliciosa del aparato comunicacional libertario, que se caminaba hacia el abismo. Incluso Javier Milei anunció en su discurso de asunción la ” barbaridad” de que con su llegada al poder se evitó un 35.000 % de inflación en nuestro país. En la actualidad la inflación acumulada en lo que va del año es de 87 %, en su totalidad del gobierno libertario. A pesar de ello, más del 40 % de la población ve con ojos favorables al ejecutivo nacional. No siempre la realidad se impone. Muchas veces es distorsionada por los grandes medios y moldeada por la influencia de las redes sociales.
Ante ello, es imperante para el campo popular tomar las riendas de un espacio que siempre le fue adverso, el ámbito comunicacional. Históricamente esquivo para los sectores del proyecto nacional y popular. Ante este escenario crítico. Lo fundamental es realizar una “Militancia de Guerra”. Y como toda batalla necesita de armas. El chaleco será la palabra y mientras que el arma principal deberá ser ese “aparatito” que todos tenemos en la mano. El telefóno celular, así como es el principal dominador de mentes, también puede ser el principal liberador de consciencias.